Como llegar borracho a casa y no morir en el intento

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Como llegar borracho a casa y no morir en el intento

Como llegar borracho a casa sin levantar sospecha es un caso perdido, ya que sí o sí se enterará tu pareja, al no ser que…

Método incorrecto de como llegar borracho a casa

  1. Quitarse los zapatos antes de entrar.
  2. Subir tratando de no hacer ruido.
  3. Quitarse la ropa en el baño con la luz apagada.
  4. Entrar en el cuarto bien despacito.

Resultado: De igual manera tu mujer se va a enojar y se va levantar a putear y a gritar.

Método Correcto

  1. Llegar rechinando las llantas del coche, dando frenadas bruscas.
  2. Abrir la puerta con fuerza.
  3. Subir la escalera pisando fuerte.
  4. Quitarse la ropa y los zapatos y tirar todo.
  5. Cerrar la puerta de casa violentamente.
  6. Saltar en la cama y decirle a tu mujer a los gritos:
    Mi Amor …. quiero FO***!!!!!!!!!!!!

Y Así ella se hace la tonta o la dormida, Y TÚ, TE DUERMES TRANQUILISIMO !

Llegar borracho a casa con cerveza en la mano

Cómo Llegar Borracho a Casa Sin Levantar Sospechas: Una Guía para Maestros del Sigilo

Hay algo innegable en la vida nocturna, como llegar borracho a casa es cosa nuestra: el alcohol tiene un poder misterioso que convierte cualquier reunión en una fiesta, cualquier canción en un himno y cualquier decisión en una mala idea. El problema llega cuando la fiesta termina, pero tus pies no parecen querer colaborar y tu cerebro ya está en modo «error 404». Entonces, la misión es clara: llegar a casa sin que tu ser querido o compañero de cuarto detecte tu estado de “espléndida diversión”. Aquí te dejamos algunos trucos infalibles para convertirte en el Houdini de la borrachera y hacer que tu llegada pase desapercibida.

1. La Técnica del «Paso del Borracho Controlado»

Tu primer aliado es el paso. Si eres de los que sale a trotar con la velocidad de un pavo real y luego termina caminando como el árbol más lento del bosque, es hora de practicar. La clave está en caminar erguido, pero con un paso pausado, como si estuvieras reflexionando profundamente sobre la vida. Imagina que eres un filósofo borracho, en plena meditación. Si alguien te pregunta si estás bien, solo responde con una cita filosófica aleatoria de un pensador muerto: “La vida es lo que pasa mientras miras la copa… digo, el reloj.” Nadie sospechará nada.

2. El Desfile del «Pinocho»

No subestimes el poder de una mentira piadosa y sencilla. «¿Y tú, qué tal?» te preguntarán. La respuesta, por supuesto, debe ser tan verídica como un resumen de Wikipedia: “Todo bien, solo un par de cervezas con unos amigos, nada serio.” Recuerda, menos es más. Si te explayas demasiado, el riesgo de empezar a contarles sobre ese uno «sí, sí, claro, pero estábamos tan bien que tomé una copa de más» se eleva exponencialmente.

Si la conversación sigue el curso, no dudes en hacer preguntas filosóficas de vuelta, como: “¿Sabías que el sol es una gran bola de fuego en el espacio? ¡Increíble, ¿no?” Las distracciones verbales son clave. El objetivo es que la atención se desvíe de tu propio aliento a alcohol hacia temas irrelevantes como la teoría de cuerdas o el color de las nubes.

3. El Arte del «Caminante Apático»

Ahora bien, llegar a tu casa es solo la mitad de la batalla. Lo importante es mantener tu compostura al abrir la puerta. Si tienes la suerte de vivir con otras personas, es crucial mantener la calma. Cuando entres, actúa como si tu vida fuera una película de espías, donde el sigilo es esencial.

Adopta un andar lento y calculado. Si eres del tipo que entra dando tumbos, prepárate para ejecutar el «caminante apático»: el que parece estar exhausto por las decisiones filosóficas que tuvo que tomar sobre el mundo durante su trayecto. No importa si las llaves caen al suelo o si tropiezas con la alfombra; solo di algo como: “He tenido un día largo, por favor, no me hablen.” ¿No te creen? Mira la siguiente sección.

4. La Táctica del «Cineasta Confundido»

Cuando llegues al umbral de la puerta, no entres como quien va a una fiesta, sino como quien sale de una película de suspense. Agarra el pomo de la puerta con decisión, pero al abrirla, hazlo lentamente. Una vez dentro, no hagas ruidos innecesarios, ni pongas música a todo volumen. En lugar de eso, lo mejor es quedarte en un estado semi-comatoso por unos minutos.

Si alguien te pregunta: “¿Has bebido?”, no respondas con un rotundo «No». Eso sería sospechoso. En cambio, ofrece una afirmación vaga y misteriosa: “Creo que he tenido suficiente por hoy, la verdad… solo un poquito de vino, sabes, como cuando le das a un niño un caramelo, pero no demasiado, para que no se emocione mucho.”

Llegar borracho a casa sin camiseta

5. La Salvación de la «Táctica del Toilet»

En el peor de los casos, si tu intento de entrada sigilosa fracasa y te descubren con una copa de más, haz lo que siempre funciona: la famosa excusa del «necesito ir al baño». Corre al baño con la velocidad de un corredor olímpico, cierra la puerta y quédate allí durante al menos diez minutos. Nadie sospechará que en realidad solo estás intentando recuperarte del desastre y dar tiempo a tu cerebro para ordenar las piezas. Durante este tiempo, refresca tu cara, respira profundamente y repasa mentalmente tu plan de escape.

6. El Truco Final: “El Sueño Rápido”

Una vez hayas llegado a tu cama, asegúrate de tirarte sin ningún tipo de energía extra. El «estómago en crisis» requiere un lecho lleno de desesperación para que no se note. Si tu compañero o compañera de cuarto pregunta qué tal, simplemente responde: “Solo un poquito cansado… quizás dormiré un poco más de lo normal.”

De ser necesario, ¡aprovecha la excusa clásica de que tienes fiebre o malestar general! Nadie te preguntará más. De hecho, si tienes suerte, ni se darán cuenta de que has llegado borracho hasta el amanecer.

 El Arte de Llegar Borracho y No Morir en el Intento

Recuerda, la clave de esta operación es la sutileza. No tienes que inventar una mentira del tamaño de un elefante, ni ser un experto en dramaturgia. Solo sigue estos pasos, y lograrás llegar a tu hogar sin levantar demasiadas sospechas, o al menos, sin ser señalado como el alma de la fiesta que nunca aprendió a llegar a casa de manera discreta.

Al final del día, nadie sospechará si te manejas como un maestro del disimulo… ¡y recuerda que el buen humor es el mejor remedio para la resaca!

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